«Una sociedad nunca debe volverse como un estanque con agua estancada, sin movimiento. Eso es lo más importante».
Mijaíl Gorbachov
Como me ocurre con Ruanda, a Estonia le tengo cariño. Conozco ambos en viajes especiales y la admiración por la capacidad para recomponerse de los dos me lleva a dedicar mis dos primeros capítulos.
Estonia no tuvo genocidio pero ser un país satélite de la URSS deja señales profundas en, como diría el Presidente de mi país, el conjunto de los ciudadanos. Expresión espantosa, por cierto. Y así Estonia necesitó reinventarse días después de la desaparición de este monstruo terrorífico capaz de devolvernos al canibalismo que fue la URSS.
Si bien Ruanda fue un cambio exprés, Estonia es diferente; primero fue la UE, luego la OCDE y luego su “gran salto”. Un gran salto de verdad, como el de Mao solo que al revés. Estonia se propuso ser el país número uno en tecnología e hizo lo ideal para ello; primero, toda la burocracia debía ser online, lo que ahorra tiempo, dinero y, además, les permite abrir todos los días del año. Lo segundo, es que concederían a cualquier ciudadano del mundo la posibilidad de una residencia digital.
Además de esto, y el verdadero deal-breaker, como dirían en inglés, fue un sistema impositivo en el que todos los impuestos actualmente son del 20%. Los pitagóricos consideraban que el 10 era el número mágico, para los estonios debe ser el 20.
¿Qué consiguen con algo tan sencillo? Por un lado, la sensación de que el debate ricos-pobres o justo-injusto, se vuelve banal ya que todo el mundo paga el mismo porcentaje, gane lo que gane, y les funciona. Por hacer una comparación con España, aún teniendo un sistema impositivo más laxo consiguen no sufrir merma recaudatoria, como se dice ahora, recaudando per cápita más que España, os dejo los enlaces abajo. Por otra parte, evitan que la gente cree vehículos sofisticados que eviten impuestos a los que se pueden permitir esa “inversión fiscal” o incluso evitando que la gente monte una empresa unipersonal para evitar pagar parte de los impuestos. Y, por último, ya nadie tiene excusa para evadir: usted, tiene que pagar el 20% de lo que gane, no hay más preguntas.
Alejandro de León.
CEO de MICROWD
2 comentarios
Al principio me has asustado con la expresión «justicia social», pero después he visto que se refería a Estonia y me he relajado. Viniendo de allí, el tema tenía que venir por otro lado.
Estonia es uno de esos países que sí o sí tengo que visitar… en verano 😀
[…] Como expliqué en mi proposición del sistema impositivo estonio cuanto más simplificamos el sistema impositivo menos margen de maniobra le damos al que quiere […]