España superó a Reino Unido hace algunos años como segundo país con más remesas emitidas al extranjero. En mi opinión, un logro y un orgullo. Debo ser una rara avis porque no me causa especial orgullo la bandera o el CID, quizá un poco más Cervantes o Velázquez. Lo que realmente me causa orgullo es que la gente se pegue por ser vecina nuestra. Siento la honestidad.
(*) Quiero constatar que, para mí, ser un país que recibe inmigración debería ser un orgullo del lugar tan maravilloso que nuestros padres y abuelos han creado para que nosotros aprovechemos. España era un país de emigrantes hasta hace 2 días. Chapeau por ellos.
(**) La mujer que nos ayuda en casa con mi hijo me dijo una vez que ella era, para su padre, el mayor de los orgullos entre sus hermanos, por haber llegado a España. Eso somos, uno de los sitios donde la gente quiere llegar. Chapeau 2.0. a mis padres y abuelos.
Ahora bien, y siendo crudo ¿cómo podemos beneficiarnos de tanta transacción?
Creo que podemos ofrecer, como país, un servicio de cambio de moneda para todas estas personas y cobrar una cantidad razonable por ello. Dos de los grandes problemas de los inmigrantes en España es cómo ahorrar y cómo enviar el dinero. ¿Por qué no ayudarles? Estamos hablando de 7.300 millones de euros saliendo del país y perdiendo un 5% por costes de transacción.
Somos la generación de blockchain, de las criptomonedas y de los neobancos ¿de verdad que no se puede crear un sistema que, por un lado, permita guardar el dinero del ahorrador inmigrante y, por otro, hacer tipos de cambios menores al 5% del importe total del cambio?
Salvador lo ha hecho. Islandia lo va a hacer. ¿A qué esperamos?
Alejandro de León