Profesores, los verdaderos directivos

Es curiosa la palabra directivo porque su propia intención, la de dirigir, hace que me imagine a un profesor. ¿Quién dirige los designios de nuestra sociedad más que un profesor? Y unido a esto ¿pagarías poco a quién dirige tu futuro?

Pagar mal a un profesor es como pretender que te lleve en Ryanair un becario como piloto. Tiene el mismo sentido: ninguno. Pero es lo que hacemos. 

¿Cómo es que nadie le ha dicho al Ministerio de Educación que si pagamos más a los profesores seremos más ricos todos en el medio plazo? Dicen que los finlandeses pagan extraordinariamente bien a los profes y como diría la peli al que quiera pagar bien a los profes: mi hacha es tu hacha.

Pagar bien a un profesor conseguiría:

Que las carreteras necesiten menos mantenimiento…

Que las bombillas duren más…

Que haya menos incendios…

Que necesitemos menos policía…

Que baje el coste político…

Que haya menor paro y más productividad…

ergo mejores salarios…

Que estos mejores salarios construyan mejores empresas…

y que estas mejores empresas, con sus respectivos empresarios, terminen pagando mejor a los respectivos profesores del futuro. 

Todos robarán menos, por cierto.

En la era de las emociones la gente dice: educación pública, sí. Yo digo, educación para todos sí, sin duda, pero con letra pequeña o, más bien mediana, para que sea de calidad. Buscando la mejor manera de retribuir al profesor, el resto es un brindis al sol.

Percibo que el discurso de educación pública en realidad quiere decir «educación universal». Y si lo acompañamos de «calidad», solo veo este camino.

Alejandro de León

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