No se me ocurre mejor manera de explicar por qué la espontaneidad es mejor que la planificación que estos tres ejemplos. Me apoyaré en AirBnb, Uber y un caso sobre energía en la red.
Primer ejemplo
Parecido a aquella serie de televisión, “Cómo conocí a … AirBnb”.
Recuerdo que escuché por primera vez sobre esta plataforma sobre el año 2012 o 2013 en TuuuLibrería, cuando en España el paro era gigante (por encima del 26%). Varios de los usuarios de la librería estaban en desempleo y fueron ellos quienes nos comentaron cómo alquilaban una habitación de su casa y se sacaban “un dinerillo”.
Segundo ejemplo
Cada vez que viajo a LatAm y los conductores de Uber están felices con el servicio que ofrecen. Trabajan cuando quieren, algunos llevan a sus mujeres en el co-piloto para pasar tiempo con sus amadas y otros comparten el “activo”, el coche, con su primo repartiéndose los beneficios.
Tercer ejemplo
Pusimos placas fotovoltaicas en casa y me enteré de que no podía “ganar” dinero aunque generará más de lo que gastaba. Este ejemplo no tiene una empresa “al lado”, ¿por qué será?
Muy fácil, porque en los tres casos han sido las fauces del gobierno las que han “estropeado” lo que la espontaneidad creó.
- En el primer caso, AirBnb en España está “okupada” por empresas gigantes porque algunas de las regulaciones impuestas por esos que pretenden protegernos han hecho imposible que el débil se saque “un dinerillo”, como ocurría en 2012.
- En el segundo caso, las garras del “depredador” han conseguido que las empresas de VTC tengan nombre y apellido. Y lo de siempre, que los beneficios se los lleven cuatro “espabilaos”, en vez repartir riqueza entre el protagonista y su primo del segundo ejemplo.
- En el último caso, es peor aún, como nadie permite que la gente saque un dinerillo “vertiendo” energía a la red no hay empresas que coloquen placas a nivel masivo, no hay vecino que se saquen dinerillos y no hay fotovoltaicas sino Endesa e Iberdrolas cobrando facturas históricamente altas.
Han matado a la espontaneidad, todos los partidos, porque creen que ellos pueden hacerlo mejor.
Chimpún.
Alejandro de León