No me canso de ver premios a empresas porque seguro que la mayoría los tienen bien merecidos. Me refiero a premios como “Best Place to Work”, “empresa más responsable con el medioambiente”, etc. Todos estos premios me parecen geniales. Conste.
La otra corriente que sí me parece más irritante es ese cisma entre qué es social y qué no es social. Si pensamos que la academia debe decidir qué es social y qué no lo es… we are deadly wrong. Yo no pido que uno mismo decida si es social o no, pero tampoco la academia, por favor. Porque además la segunda derivada del cisma artificial creado es, de una manera sibilina, ¿son malas las empresas que no son sociales? Obviamente no.
Ahora bien, ¿cómo podríamos premiar a las empresas que lo hacen bien? Aquí lo tengo claro, deben pagar menos impuesto de sociedades.
Os paso dos ejemplos de cómo “bonificaría” yo el impuesto de sociedades para aliviar su perfidia.
- ¿Deben pagar lo mismo 2 empresas que aún facturando lo mismo una tiene 100 empleados y la otra es una consultora unipersonal? Obviamente es una exageración pero la realidad es que creo que no, que la empresa capaz de generar empleo debe poder pagar menos. Porque generar empleo es una ahorro para el Estado, que se entienda ya, por favor.
- ¿Deben pagar lo mismo 2 empresas con la misma facturación pero diferentes cargas de emisión de CO2? Yo, a riesgo de ser conflictivo… creo que no, creo que no impactar negativamente en tu entorno debe ser premiado. Además, creo que las emisiones se reducirán bastante si pagamos de la manera más individualizada posible las que generemos. Porque ahí sí dolerá al bolsillo.
Obviamente la clave es que la implementación sea buena, pero ese es otro debate. Los EREs protegen a los trabajadores más vulnerables hasta que llega alguien a robarlos pero, ¡cuidado!, eso no hace que los EREs empiecen desde ese momento a ser malos.
¿Cómo medirlo? impactar en los ODS puede ser un buen punto de partida para que hacer el bien sea premiado.
Alejandro de León