El mayor momento de expansión de la historia de la humanidad pudo ser, ciertamente, lo que hoy conocemos como “la Atenas de Pericles”.
“La Atenas de Pericles” sospecho, sin embargo, que no era más que lo que el economista Richard Florida explicó en su estudio “Technology and Tolerance. The Importance of Diversity to High-Technology Growth”, que tenía que ser una ciudad exitosa. Y voy a nombrar a Pedro Sánchez, ya lo siento, pero una ciudad exitosa es una ciudad diversa.
Uniré lo que hizo Pericles, con lo que propuso Florida, para explicar a qué me refiero:
Pericles llevó a los mayores talentos de la época a trabajar a Atenas. Estoy hablando del arquitecto Fidias, del sofista Protágoras, de la filósofa Aspasia de Mileto, de Sófocles y de tantos otros. ¿Genera riqueza llevar arquitectos a tu ciudad? Como en muchos de estos casos se responde: depende. De lo que no tengo dudas es de aquel proverbio árabe que le robé a Savater, cuando ardió Notre Dame y cuatro bestias decían que reformarla era una sacrilegio mientras hubiera gente que tenía hambre. El proverbio decía: dale al pobre pan para que pueda vivir, pero también dale una rosa para que quiera vivir.
Como sospecho que tendremos consenso, mi respuesta es sí; tener a los mejores arquitectos, escultores, pintores y artistas sí genera riqueza en el muy corto plazo.
Vayamos con Florida y con el concepto de diversidad. Florida argumenta que el futuro económico de las ciudades radica en su capacidad para atraer y retener a una clase creativa, compuesta por profesionales de la tecnología, el diseño, las artes y otras ocupaciones relacionadas con la creatividad.
¿Es esto la receta del éxito? No es la única receta, pero sí una de ellas, sin duda.
Alejandro de León