Ephemera del griego ἐφήμερα
Y después de Thanatos, ¡cómo no hablar de la fugacidad de la vida!
En la antigua Grecia, el concepto de «ephemera» se manifestaba de diversas maneras, permeando la vida cotidiana y las expresiones culturales de la sociedad griega. La fugacidad de la existencia y la apreciación de lo efímero eran aspectos intrínsecos de la filosofía griega, de su comprensión del tiempo y de la reflexión, claro, sobre la muerte.
En la literatura griega, las odas y poemas celebraban momentos efímeros, capturando la belleza de instantes que, aunque breves, dejaban una impresión duradera en la memoria colectiva. La poesía lírica, especialmente la de Safo, destacaba la naturaleza efímera de la juventud y el amor, resaltando la importancia de disfrutar el presente.
Las festividades y ceremonias religiosas también reflejaban la noción de ephemera. Los juegos olímpicos, celebrados cada cuatro años, eran eventos fugaces pero llenos de significado, donde atletas competían por la gloria efímera de la victoria. La gloria en 10 segundos.
En la filosofía griega, pensadores como Heráclito sostenían que todo está en constante cambio, destacando la impermanencia de las cosas. Su famosa afirmación «panta rhei» («todo fluye») encapsula la idea de que nada permanece estático, subrayando la naturaleza efímera de la realidad. “Nadie se baña dos veces en el mismo río” indica Heráclito.
Las artes visuales también capturaban lo efímero, como se evidencia en los delicados detalles de la cerámica griega, donde escenas cotidianas y mitológicas se plasmaban en vasijas que, aunque duraderas, representaban la fugacidad de la vida representada. Destacar que la vasija y el aceite como figuras fundamentales de los griegos y su camino a la prosperidad.