Horología, del griego ὥρα
En la antigua Grecia, la concepción del tiempo y la medición del mismo tenía un carácter más abstracto y filosófico en comparación con la sofisticación técnica de la horología contemporánea. La noción del tiempo estaba profundamente arraigada en la filosofía y la astronomía de la época, quizá era la falta de consenso lo traía la magia a la palabra.
Los griegos antiguos tenían una comprensión más cíclica del tiempo, influenciada por eventos astronómicos como el movimiento de los astros y las estaciones. El concepto del «kairos» representaba el tiempo oportuno, un momento crucial y propicio para la acción, en contraste con el «chronos», que se refería al tiempo lineal y medible.
En términos de instrumentos para la medición del tiempo, los griegos antiguos no tenían relojes mecánicos como los que conocemos hoy en día. Dependían de métodos más rudimentarios, como relojes de agua y clepsidras (recipientes que se llenaban o vaciaban de agua a un ritmo constante para medir el tiempo).
En el ámbito de la astronomía, figuras como Hiparco y Ptolomeo contribuyeron al desarrollo de métodos para medir la posición de los astros en el cielo, lo que influyó indirectamente en la comprensión del tiempo. Sin embargo, la horología avanzada como la conocemos hoy en día se desarrollaría mucho más tarde en la historia. La antigua Grecia sentó las bases filosóficas y conceptuales sobre el tiempo, pero las herramientas y dispositivos técnicos para medirlo de manera precisa se desarrollaron en períodos posteriores.
Alejandro de León