Frónesis

«Después de tantos años estudiando la ética, he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir, y prudencia para sobrevivir».

Fernando Savater

Frónesis (del griego: Φρόνησις, phronēsis)

En este caso, comenzaré con fuerza, ya que esta palabra proviene directamente de «Ética a Nicómaco» y me fascinó al leerlo. No solo me impresionó su mera existencia, sino también su precisión y nivel de explicación.

Como muchos saben, «Ética a Nicómaco» es un escrito de Aristóteles dirigido a su hijo, en el que explora cómo puede y debe comportarse un ciudadano ejemplar. Resulta fascinante cómo alguien pudo comprender tan razonablemente el mundo en el que vivía (y que seguimos viviendo, ¡esto es importante!). La profundidad de cada conclusión resulta abrumadora, casi como si fuera un viajero del tiempo explicándole a la ONU en qué consisten las democracias liberales.

Los conceptos que perduran hasta nuestros días han sido asimilados sin que sepamos que provienen de este texto: la búsqueda de la felicidad, el ser parte de una comunidad y la idea de que no podemos salvarnos a nosotros mismos sin salvarla a ella (similar a lo que Ortega decía acerca de las circunstancias), la virtud como una aspiración diaria y la noción del término medio como el único camino para lograrla. Estos son hábitos sobre los que Aristóteles hacía hincapié, que hoy consideramos normales, pero que no siempre lo fueron, y que nos ayudan a librar menos guerras y a comerciar más, en esencia.

Un concepto fundamental que él menciona es la «frónesis», que se traduce al español como prudencia, aunque con un significado distinto. Nosotros la interpretamos como templanza, cautela y moderación. Consideramos prudente a alguien que actúa con calma y solo habla cuando es necesario, por ejemplo.

¿Pero qué entendía Aristóteles por alguien con «frónesis»?

Para los griegos, la frónesis se refiere a cómo debemos actuar para acercarnos a la virtud. No implica inacción ni una estrategia reactiva, sino más bien un esfuerzo proactivo por ser mejores ciudadanos y mejores personas. Incluso implica ser cuestionados cuando las cosas no van a nuestro favor.

En el contexto de la amistad, tan mencionada por Aristóteles en su ética en general, la «frónesis» se manifiesta en alguien que te respalda cuando enfrentas dificultades; es el amigo por excelencia, aquel que te apoya cuando las cosas no marchan bien.

La «frónesis» no es necesaria para momentos superficiales, sino que se torna invaluable cuando las circunstancias son adversas y necesitamos a nuestro lado a esos amigos «prudentes».

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