Hamartía

En griego antiguo: ἁμαρτία

La palabra griega «hamartía» se originó en el contexto de la tragedia griega y se menciona en varias obras de Aristóteles, haciendo hincapié en su «Poética». 

¿Por qué me gusta? Como siempre, porque no tiene traducción directa. 

Sin embargo, sí sabemos a qué se refiere: a un error trágico, a una falta trascendental que un personaje comete, a menudo por ignorancia o por exceso de virtud, y que conduce a su propia desgracia. 

Aristóteles la exploró como un elemento esencial para la trama trágica, que provoca empatía en la audiencia y como elemento de nuestra vida, siendo una suerte de antesala del camino del héroe de Campbell. Me encanta pensar que para Aristóteles, este error solo era una parte del largo camino a recorrer, el fracaso como parte del proceso y la redención como figura clave de su pensamiento y formación.

Aquí me acuerdo de eso que nos dijo Kipling:

«Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia».

Hoy en día, «hamartía» podría traducirse como «trágica equivocación» y se utiliza no solo en el análisis literario, sino también en un sentido más amplio para describir errores significativos en la vida cotidiana, que tienen consecuencias lamentables. Pero, para mí, la composición de palabras “trágica equivocación” no tiene ni la mitad de magia que la palabra griega.

Su influencia en la psicología y la narratología sigue siendo evidente, ya que el concepto se aplica a la construcción de personajes y a las historias de caída de una persona, siendo la más famosa la de Edipo. Para mi, el primer “thriller detectivesco” de la historia.

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