Energeia y theoria

Los conceptos griegos clásicos de «energeia» y «theoria» son fundamentales en la filosofía y la cultura griega antigua. Estas dos palabras son parte de mis elecciones porque explican bien dónde estábamos con Platón y a dónde llegó Aristóteles.

Para Platón, la «theoria» implicaba la búsqueda de un conocimiento profundo y eterno que trascendiera el mundo sensible y cambiante. Creía que el mundo sensible, lo que percibimos con nuestros sentidos, es engañoso y efímero. En contraste, la «theoria» se dirigía hacia las Ideas o Formas, que eran entidades abstractas y perfectas que subyacen en la realidad. Estas Ideas representan la verdadera realidad y son eternas e inmutables. La «theoria» consistía en contemplar y comprender estas Ideas, lo que permitía acceder a un conocimiento superior y a la verdad absoluta.

El mito de la caverna no es más que un ser humano que abandona lo que hoy llamamos “la matrix” y busca la realidad de las cosas como son.

Es Heródoto quien menciona la “theoria” de Solón peregrinando para poder alcanzar algo, simplemente observa para poder comprender. Esta theoria es uno de los primeros momentos donde se habla de filosofar como tal.

Y en el otro lado del ring, tenemos a Aristóteles que comienza a poner nombre a las cosas y a ordenarlas, prácticamente, como en aquel libro de García Marquez. Una vez ordenadas, les busca un fin, «energeia» específica que se relaciona con su función y su fin intrínseco. Por ejemplo, comer o mantener relaciones sexuales son parte del proceso de la cosas “buscando su fin”. La realización de esta «energeia» es esencial para lograr la eudaimonia, o bienestar supremo, ya que implica vivir de acuerdo con la naturaleza y cumplir con el propósito inherente de cada ser.

Es interesante ver cómo un filósofo intentaba ordenar al hombre desde el a dónde venimos y dónde vamos y el otro intentó cuadrar cómo funcionan las cosas para poder habitar, pacíficamente y como vecinos.

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