Ágora del griego ἀγορά
Los que leéis esto cada semana veréis que no entro nada o casi nada en temas políticos, aunque aquí lo haré de refilón porque: ¿Cómo es posible que el tío que nos gobierna no acepte preguntas que no se le “pasen” antes de la rueda de prensa?, ¿cómo se puede fiscalizar al gobernante si no se le puede preguntar?, ¿cómo nos va a gobernar un tío que no sabe dialogar? O, lo que es peor, que no se atreve a hacerlo.
Y ahora, vayamos con la palabra de hoy, o el concepto adherido a la palabra: ÁGORA.
En la Grecia clásica, el «ágora» era más que un simple espacio físico; representaba el epicentro de la vida social, política y cultural de la polis. Filósofos prominentes de la época hicieron reflexiones significativas sobre la naturaleza de la polis y la importancia del ágora.
Aquí hay algunas conexiones relevantes:
Sócrates, aunque no dejó obras escritas, es conocido por su método dialéctico y sus diálogos, muchos de los cuales tenían lugar en el ágora de Atenas. Sócrates utilizaba la plaza pública como un espacio para el diálogo filosófico, cuestionando y explorando ideas con sus conciudadanos.
Estamos hablando de una persona que dio su vida por la democracia, porque todos votaran, porque todos opinaran, porque todos los ciudadanos tuvieran derechos y, con estos, responsabilidades.
¿Qué podemos esperar de gobernantes que prefieren no escuchar lo que se diría en el Ágora? que la prohíben a su manera. Hambre y guerra.