Ada Colau es la política que más detesto, no tengo dudas. Me gusta su pasado activista, pero no el “okupa”, ya que respetar la propiedad privada evita el sufrimiento del débil. Y detesto, insisto, su carrera política. No solo está acusada de corrupción por 60 millones de euros sino que ha convertido la maravillosa Barcelona en un maldito desastre y una de las ciudades más peligrosas de Europa.
Ahora bien, ella y yo creemos que el que es mantero lo es porque no tiene alternativa. Ella y yo creemos que el mantero necesita apoyo. Y aunque sea áspero, estoy de acuerdo con ella.
¿Qué creo que se debería hacer con los manteros? Lo primero regularlos y lo segundo permitirles una oportunidad para emprender.
Importante, yo no digo que se llenen las calles de gente que vende productos de réplica en donde les dé la gana, lo que propongo en esta idea es que regulemos que haya gente que venda de manera ambulante. Parto de que quién es “mantero” o vendedor ambulante, daría lo que fuera por terminar teniendo una tienda, pagar un alquiler y pagar unos autónomos que le permitan sacar su vida adelante sin estrés ni sufrimiento.
Y aquí expando las dos soluciones sencillas:
- Podríamos habilitar espacios para que gente, fundamentalmente inmigrante, venda sus productos. Permitir que esta gente compre a 1 EUR y venda a 2 EUR.
- Permitir que sean autónomos, es decir, que coticen y se les proteja, para que en un futuro puedan ser no solo autónomos sino también empresarios. De esta forma la inmigración en vez de ser un pasivo y un problema, puede ser un activo y una solución. Como ha sido siempre, por otra parte, desde Éfeso a Nueva York.
Alejandro de León